Grecia

Que mejor lugar para empezar nuestra cruzada a favor de la razón y la sensatez, que Grecia, el epicentro de la crisis financiera actual.

Lo primero que tenemos que hacer es sincerarnos con nosotros mismos respecto a lo que ha sucedido, a lo que nos ha llevado hasta aquí. Y en este sentido, la verdad es que, estamos donde estamos, con toda la zona euro en grave riesgo de quiebra y descomposición, como resultado de un denso coctel de conductas y sentimientos, todos ellos irracionales: dejadez y búsqueda compulsiva de confort, culpa y sentimiento de culpa, pecado y penitencia.

Grecia falseó sus estadísticas. Para conseguir entrar en el euro y después. Las estadísticas (las reales) hubieran mostrado una deriva claramente insostenible, salvo que alguien considerara como ciencia firme el cuento de Las Habichuelas Mágicas. Los países fuertes del euro, los guardianes del euro, decidieron conscientemente mirar para otro lado, más que nada por no meterse en líos, como el guardia que ve como se comete una infracción delante de él, pero lo deja pasar por pereza. Cuando finalmente la crisis financiera mundial, puso en evidencia la verdadera situación, se inició la siguiente ronda de irracionalidad. Europa se indignó, la típica reacción airada de quien sabe que no lo ha hecho bien, como cuando el hijo llega a casa con todo suspendido. Y entonces decidió concentrar todos sus esfuerzos en determinar el nivel máximo de castigo que Grecia podía soportar sin salirse del euro, o lo que es lo mismo, sin irse de casa (esto último era una opción que no se consideraba, no tanto por deferencia hacia el hijo díscolo, sino por el riesgo de lo que pudiera opinar el vecindario, por supuesto). Por tanto, castigo máximo para el culpable, buscando claramente la venganza y no la rehabilitación.

Han pasado ya varios años desde que se activó el “caso griego” y todos estamos de acuerdo en que la situación es ahora mucho peor que al principio. Se aprobó una primera ronda de financiación europea para Grecia y desde hace meses se sabe que va a ser insuficiente, que se necesitará una segunda ronda de préstamos con garantía del resto de países de la Unión Monetaria y además una quita considerable de la deuda antigua.

Y todo por una simple razón. Porque la economía griega no deja de decrecer año tras año. Como las deudas aumentan y los ingresos no dejan de caer, cada vez resulta más difícil que Grecia sea capaz de devolver el dinero que le prestaron. Pero algo tan evidente como que la mejor forma que tenía el país de salir de su crisis de deuda, era que la economía, los ingresos, crecieran, fue sistemáticamente relegado a un lugar irrelevante de la reflexión. Recordémoslo, Grecia tenía que sufrir, esa era la auténtica, casi la única prioridad; tenía que aprender la lección y cualquier medida que disminuyera el sacrificio era contraproducente, transmitía señales inadecuadas a la sociedad griega.

Ahora resulta, sin embargo, que lo que ha resultado contraproducente fue desatender el crecimiento del PIB en la ecuación griega. La economía tenía que crecer y, sólo con crecimiento nos hubiéramos ahorrado la crisis de deuda de la zona euro, la entrada en zona de riesgo de países como España e Italia, la necesidad de recapitalizar una y otra vez a los bancos europeos. Si hubiéramos puesto el acento en el crecimiento, si hubiéramos dedicado tiempo de verdad a definir una estrategia como país para Grecia, si la Unión Europea se hubiera presentado allí para ayudar a definir un proyecto amplio y profundo de regeneración, que no ocultara los sacrificios, pero que incluyera un calendario creíble, lógico de salida de la crisis; si hubiera habido un apoyo firme de Europa a la lucha contra el fraude fiscal; incluso, si, simplemente este verano hubiéramos ido el doble de europeos a pasar nuestras vacaciones allí,…. Si se hubiera enfocado desde el principio el problema con inteligencia, desde el debate racional, Grecia estaría estabilizándose y Europa se habría ahorrado estos dos años de turbulencias.

No existen atajos. Si perseveramos en la lógica del castigo indiscriminado hundiremos a Grecia y nos hundiremos nosotros con ella. Es que daban ganas de darles una buena tunda, dirán algunos. Pero los hechos nos han demostrado que no sacamos nada en limpio dejándola malherida. Ahora nos toca tomarnos en serio el hacer negocios en Grecia y a Grecia generar un clima favorable para los negocios, para la generación de renta, para el desarrollo económico. Quizá a algunos hayan disfrutado del castigo. Ahora toca que dejen sitio a los que quieren de verdad trabajar por solucionar los problemas de Grecia, es decir, los problemas de Europa.

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1 responses to “Grecia”

  1. Antonio says :

    Algo mejor nos habría ido si se hubiese hecho caso de un tal Paul Krugman….

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